Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 18 de abril de 2018

¡Qué salames que fuimos!...

Dice el cuento que los obreros de las pirámides egipcias se toparon con uno que no creía que a los faraones se les fuera a ir el alma al cielo. ¡El quilombo que se armó! ¡Veinticuatro semanas con cincuenta de discusiones a las puteadas! Cálculos interminables sobre la cantidad de bodoques de piedra, del monto de hombres dedicados, de sus pesares y revientes, entremezclados con las historias de las minas en los poblados de las obras, construidos para albergar a los trabajadores, con gremios de alfareros, carpinteros, cocineras, lavanderas, talladores, pulidores y quien sabe qué cuánto. La lista de tareas efectuadas para construir las pirámides sería larguísima, y para la más grande de las de Guiza laburaron como 40 años. ¡¡Pobres tipos!!... Pero parecido le pasó a los médicos, arquitectos, contadores, capataces, sacerdotes y a los mismos faraones. La madre de Keops tuvo mucho levante vano del amor más concreto.