Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

jueves, 19 de abril de 2018

La pedosexia merece buena crítica

Ahora con el caso de la prostitución de los adolescentes de las inferiores de algunos clubes de fútbol profesional se habló de la pedofilia con dos errores. Uno es el de tomar a la filiación como necesariamente sexual. El otro, el de confundir la niñez con la adolescencia. La inducción de integrantes de las categorías inferiores de los clubes deportivos a que proveyeran sexo a cambio de otorgamientos, en verdad, no es un caso de pedofilia, sino de actividad sexual adulta con adolescentes mediada por la entrega de bienes malversados. Una corrupción sexual de hombres en edad fecundativa menor. La pedofilia es la proclividad hacia los niños, que no es siempre sexual. Es más, relacionarse con niñas y niños es de lo más común, por lo que existe mucha buena pedofilia no reconocida como tal. La acometida de actos sexuales de adultos y adolescentes para con ellas y ellos es excepcional. Ésta es la pedosexia, prohibida por la ley en términos de pedofilia. Es uno de los pecados más grandes a la moral social porque es muy dañina para las víctimas y para sus familiares directos. Entiendo al pecado no como lo hace la dogmática religiosa, sino como la mala acometida de daño. El acometimiento de relaciones sexuales por parte de adultos jóvenes e intermedios con adolescentes debiera ser mencionado como adolesexia, que tendría que ser admitida por la ley, ya que el deseo de tener relaciones sexuales con adultos es normal en la adolescencia. Esto no quita que la victimización de esos jugadores de fútbol deba ser un delito, porque se les violentó su deseo cándido de jugar en primera división, las ilusiones que se habrán hecho antes de ir a los clubes, con su reducción a la prestación mal retribuida de servicios sexuales. Se los indujo mediante abuso de poder a trastocar el rol social para el que se inscribieron en los clubes. Algunas autoridades del fútbol profesional ocultaron ese modo de ultraderechismo homosexual, la reducción a la servidumbre de menores de 18 años y de mayores recientes. Puede que parte de la comunidad queer haya participado en ese proxenetismo, si es cierto que hubo una travesti entregadora, e igual debe haber sucedido con los homosexuales que planificaron el sometimiento. De ser así, o mismo por su faceta ultraderechista, la comunidad gay debe revisar sus principios. Insisto en que gayo es lúdico. La equiparación del ludismo con la homo y la transexualidad es innecesaria, pero aparte está el tema de que el universo lúdico tiene poco asumido al problema de la prostitución sexual, por lo que le lucha poco en contra, cosa que se repite en el resto de la sociedad. Es un mundo que está poco tematizado en los discursos sociales, por lo mafioso que es, de lo cual es atentatorio y amedrentante, además de que cuenta con la venia del privatismo ilegítimo.