Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 20 de abril de 2018

La raza humana y sus subespecies

A esto habría que cotejarlo entero. Seguro que tiene errores groseros.

Ahora con el antirracismo se la agarraron con la raza, depositándole al racismo todos los males, como si no pudiera existir el buen racismo, que en términos biológicos es el que identifica a los grupos de las especies vivientes, que son confluyentes, entre las cuales figura la humana. No son grupos absolutos, sino que se generaron de lo inerte y evolucionaron ramificándose, y coexistiendo en conflicto entre sí y hacia dentro, en un conflicto propietario, por la apropiación de los elementos, en la búsqueda del beneficio de la propia progenie. La apropiación es una necesidad natural, por lo que es inevitable apropiarse de cosas, pero es cuestionable la que se haga. La raza humana es el conjunto de los miembros de nuestra especie, un conjunto definible porque hay una distinción entre los humanos y los otros homínidos: dentro del género primate es posible establecer un punto específico de traspaso interespecial, hace cerca de 2 millones 500 mil años, con el homo habilis, antecesor del homo sapiens en cerca de 2 millones 300 mil años. Desde entonces, hace cerca de 200 mil años, la humanidad tuvo una historia de migraciones en la que los primeros humanos caracterizados por su mayor sapiencia se expandieron por los continentes. La humanidad más sapiente tiene como 200 mil años, y la historia civilizada como 6 mil, o sea que son cerca de 194 mil años de historia humana migrante, y luego 6 mil de una fase relativamente civil, pero durante la primer etapa los humanos se deben haber establecido en algunos momentos, por lo que a la civilización actual le antecede el placismo rural, la yacencia pre-estatal, el asentamiento previo al desarrollo de las urbes, como el de las cavernas y las tiendas, anterior al uso de tierra cocida en la construcción, que tiene antecedentes desde que los homínidos antecesores al homo habilis empezaran a elaborar con piedras, hace alrededor de 2 millones 850 mil años. Hubo un período de 350 mil años en el que la humanidad utilizó las piedras antes de adquirir la destreza que caracterizaría al homo habilis, que empezó a dominar el fuego en torno de hace un millón 420 mil años, a mediados de la edad de piedra. Dos millones y 844 mil años después de que la especie homínida, y la humana en particular, empezara a usar la piedra, el estado se formó tanto con la agricultura como con el uso de la arcilla para la edificación, que se venía gestando en la cocción alfarera de las tribus asentadas a la intemperie, pero lo esencial al estado es el martilleo, que es la tarea más propia del modo de vida sedentario y que se inició con la percusión paleolítica, ejercida en momentos de cese migratorio. El desarrollo de las instituciones del estado se hizo martillando, porque la construcción de las viviendas lo requiere, en especial para la carpintería, pero antes de ella tuvieron que clavar postes en el suelo para levantar los pilares de las casas, a lo que en ocasiones resolvieron de otro modo, lo que supuso el manejo del hierro, tan refinado como para trabajar los troncos, a los que cortaron a hachazos. La era del hierro lo permitió porque permitió perfeccionar los instrumentos para cortar madera, que venían siendo de piedra, al inventarse el hacha metálica, usada por los pueblos egipcios, pre-helénicos y persas, antes que el serrucho, ya presente en el Egipto antiguo, hace 5 mil años. El desarrollo calcolítico, pre y proto-civilizatorio, ya patente por el 6 mil a.C., se dio antes en la cultura indoeuropea que en América, cuyo poblamiento es más reciente, y habría que saber qué fue de las otras corrientes migratorias, lo mismo que de las naciones que permanecieron en el África subsahariana. El desarrollo civil latinoamericano es mucho más reciente que el indoeuropeo, iniciado cerca del 4 mil a.C. Recién seis siglos antes de 1492 d.C. se inició el imperio azteca, que fundara Tenochtitlán a un siglo y medio de ser descubierta por los españoles. En los 85 mil años que van desde que se iniciara la migración humana en Eurasia, hace 100 mil años, hasta hace otros 15 mil, cuando se cruzó el estrecho de Bering, América todavía no había sido poblada por humanos. Los primeros llegaron desde Alaska 9 mil años antes de que existieran las primeras civilizaciones arábigas, lapso durante el cual transcurrió la historia humana también en África y Oceanía.

El humano arcaico, antecesor del homo sapiens, se gestó hace como 600 mil años, 400 mil antes que este último, que luego empezó a migrar hacia afuera del África subsahariana, o sea que algunos de sus antecesores estuvieron ahí y en el cuerno del África, y otros por fuera, en una historia de 400 mil años de gestación homínida terráquea, proveniente de los simios antropomorfos, algunos de los cuales habitaron la selva sudafricana. Desde la generación de las primeras cepas del homo sapiens, hace 200 mil años, después de otros 100 mil se migró a la región arábiga, hace 70 mil a la india y el sudeste asiático, a Australia hace 50 mil, a Europa hace 40 mil, 15 mil años antes que a Rusia, los países bálticos y los del norte de la cordillera de Himalaya. Luego de estar 20 mil años en el continente oceánico, hace 30 mil llegaron a las islas del noreste, la de Papúa y Nueva Guinea, y recién 28 mil 500 años después llegaron a lo que es Nueva Zelanda. Antes de que la migración oceánica terminara de recorrer el continente, otra oleada cruzó el estrecho de Bering, hace 15 mil años, desde la cual se empezó a poblar América, lo que se tornaría más frecuente luego de la invención de los barcos ibéricos. En 1492 en América había dos grandes ciudades: la de Cuzco, fundada cerca del año 2 mil a.C., y la de Tenochtitlán, de entre 1325 y 1345 d.C., habiéndose abandonado a la de Tikal cerca del año 950 d.C., tras haberse empezado a establecer en el siglo IV a.C., un período de alrededor de mil 300 años. Las dos primeras existían entonces junto a las ciudades menores de los tres grandes imperios aborígenes y los asentamientos de los clanes nómades, en América del Norte y las partes mayores de Centro y Sudamérica, como los de los guaraníes y los patagones, al sur de Brasil, en Uruguay y el litoral misionero y entrerriano, y en el sur argentino y chileno respectivamente, lo mismo que se poblara la pampa, el chaco y los andes. La corriente proveniente de la zona del imperio incaico debe haber poblado los andes bolivianos, chilenos y argentinos, y luego las zonas tucumana, chaqueña y pampeana, antes de encontrarse con la que venía de la migración guaraní, por el amazonas y la costa brasileros. No obstante, esta historia, de dos corrientes migratorias sudamericanas, es hipotética. El asunto debe haber sido más complejo, sino distinto.

En 1536, cuando se fundó el fuerte Real de Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre, los querandíes poblaban el norte bonaerense, por lo que lo destruyeron tras enfrentarse a Pedro de Mendoza, de lo cual se la refundó en 1580, siete años después de que se inaugurara la ciudad de Santa Fe, a la que los españoles llegaron por el río. Los españoles tenían escopetas de pólvora y espadas, mientras que los aborígenes usaban armas neolíticas como la lanza, el arco flechado, las boleadoras y los dardos, porque la migración que ejercieron fue mucho más prolongada, por lo que  se asentaron menos, a consecuencia de lo cual no desarrollaron tanto la metalurgia. Tuvieron un conocimiento migrante, inferior para la fabricación de las armas de guerra.

Hace 12 mil años la humanidad llegaba a Norteamérica, cerca de 10 mil 500 antes de que se fundara la capital azteca y de que Colón llegara a las islas americanas. En ese lapso se ocupó Groenlandia y Madagascar, así como hubo historia humana en África y Eurasia, algo menor de la cual es civilizada, por el predominio de la vida rural hasta la era capitalista. Se puede hacer una clasificación humana de acuerdo a las razas, diferenciando la negra, la amarilla, la parda y la blanca, a sabiendas de su relatividad histórica, mestizaje, excepciones y subgrupos, también relativos. No son razas puras, sino grandes agrupamientos de tonalidades epidérmicas debidas al ambiente, y en particular a la exposición solar, que se mestizaron mucho desde la invención de los medios de transporte. El error sería entender mal a las razas, las cuales existen bastante entremezcladas, sobre todo desde la domesticación de los caballos y la invención de la carreta y el barco, en un entrecruzamiento subramificado violento entre otras cuestiones por los conflictos internacionales. A grandes rasgos la raza negra se gestó en África, la amarilla en el noreste asiático, el de Mongolia, China y Japón, la parda en la India, el sudeste asiático y Oceanía, y la blanca en Europa y el Asia arábigo. La raza parda de los indígenas latinoamericanos empezó a tornarse blanca cuando los mongoles, que eran amarillentos parduzcos, arribaron a Siberia y pasaron al norte americano, de lo que los esquimales conservaron los rasgos mongoles pero con la piel clara, como los japoneses, también de clima nevado. Luego de descender por Canadá hasta los Estados Unidos volvieron a empardarse, rasgo que perduró exaltado en la migración hasta el sur continental, donde al encontrarse con el clima frío a los humanos se les recomenzó a aclarar la piel. A los indios les sucedió igual, ya que se tostaron luego de haber sido blancos, al situarse la corriente migratoria que los antecediera en Arabia. Los europeos pasaron de ser negros en África a blancos en Europa. Los primeros habitantes de Rusia llegaron hace 25 mil años desde lo que hoy es la China y Mongolia, tras de haber pasado hace 70 mil por la India, por lo que también modificaron su tez.

Se podrían cruzar las razas con las civilizaciones, lo que daría un mapa de civilizaciones raciales, atravesadas por el mestizaje migratorio, que hizo a la mezcla en los colores del cuerpo tanto como a la de las demás facciones, que también respondieron al desarrollo muscular y esquelético causado por el ejercicio que hicieran.

Faltan las migraciones menores del inicio de la humanidad moderna, que es la medidora. La modernidad es previa al renacentismo, porque la medición se inició al inventarse el metro, pero la antigua fue incipiente, en un predominio migratorio amplio. Al iniciarse las primeras ciudades, eran pocas y albergaban a una cantidad muy pequeña de la población humana. Luego fueron fundándose por todos los continentes, pero a partir del Renacimiento la medición alcanzó un estatus universitario laico, con la burguesía de los Médicis. Desde entonces el desarrollo de la ilustración católica no paró de crecer, esparciéndose en la ciencia protestante luego de la reforma y contrarreformándose, hasta estallar en la revolución industrial, que implicaría que la mayor parte de la humanidad pasara a residir en las urbes. El liberalismo, la ideología política emanada de esa dialéctica, luego sedujo a la ortodoxia cristiana de Europa del Este, al islam, al hinduismo y a las naciones china y japonesa. Ya estaba gestándose en Oceanía por su colonialismo británico, y en las colonias africanas. Se mundializó, con su contracara ateísta, que es la que hace al socialismo porque el socialismo es una exigencia igualitaria, en tanto que la igualdad entre humanos sólo puede ser exigida por quienes no se piensen como superiores, a lo que distorsionó la divinización interpersonal, que se completó con la diferenciación propietaria fabril. El monoteísmo suprimió la idea de que mujeres y hombres fueran dioses o semidioses, y a partir de la revolución francesa le sacó ese privilegio a los pocos a los que le quedaba. Separó a los humanos de dios. Supuso a un dios por fuera del cosmos del que la humanidad sería hija, por lo que le debería obediencia. Luego estableció un ranking de obediencia, al que los sacerdotes midieron de facto, sin saber bien la realidad de la que hablaban y a la que negaron en ocasiones en que la supieron. Este ranking aparejó juicios sociales sobre la conducta de las personas, y tratamiento falsamente acorde con la evaluación. La gente laica se redivinizó sin la aprobación de los cleros al frivolizarse crédicamente, con deificaciones descalificadas para perdedores y desobedientes, también falsas, y otras venerantes de mala manera, ambas que coexistieron con la desacralización corporal humana.


Consultas en Wikipedia:

Origen de los humanos modernos, Edad del cobre, Civilización, Cuzco, Tenochtitlán, Tikal, Querandíes, Dominio del fuego por los primeros humanos, Homo sapiens, Homo habilis, Hacha, Serrucho, Paleolítico, Homo (género), Hipótesis de los kurganes, Cultura Clovis, Civilización caral, Yaganes, Indonesia, Melanesia, Etnia malaya, Pueblo sardo, Sociedad protoindoeuropea.

Nótese que el nombre que antecede a Buenos Aires es el de Santa María.