Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 7 de abril de 2018

Los capitalistas derribaron a los gobiernos progresistas aunque los hubieran capitalizado

Que los gobiernos progresistas latinoamericanos hayan capitalizado a las grandes empresas como nunca en la historia del subcontinente no quita que la clase privada no los haya derrocado a golpes institucionales, promovidos desde el imperialismo estadounidense. En tanto que rijan las constituciones pro-capitalistas de la legalidad burguesa alta los gobiernos, por más socialistas que sean, no podrán ejercer ninguna política ganadora a fondo, porque ésta se contrapondría desde abajo con un poder social superior y establecido, sostenido por los poderes judiciales y las fuerzas armadas en alianza con los mayores medios comunicativos y liderado por las altas finanzas, que es la cúspide directriz del orden capitalista trasnacional y que se subdivide primero en imperios y naciones sometidas, más y menos desarrolladas en el modo de la democracia liberal fideica, y luego en las potencias del bloque comunista, que se capitalizaron. La etimología del liberalismo es la de los libros, que en el monoteísta tienen a la Biblia y al Corán como ejemplares principales. El liberalismo principal del capitalismo vigente es el de los libros de los dioses monoteístas, que inspiran a las reflexiones de la filosofía liberal, con sus derivaciones en la ciencia económica, la jurídica y las de la administración estatal y empresarial, expandiéndose por toda la trama social contrariada con las doctrinas seguidoras de los libros de las otras concepciones liberadoras. En tanto que las ideas de la libertad y el liberalismo están asociadas a los libros las doctrinas sociales son libertarias en el sentido de que pretenden la liberación humana, a lo que el liberalismo también declamó, desde libros ajenos a los cleros pero sometidos a sus preceptos máximos, lo que desencadenó una crisis conceptual que es simultánea al fracaso del ordenamiento social de nuestra especie. El libertarismo comunista también es un liberalismo fracasado, e incluso por sus propias faltas. Es que ninguna concepción es suficiente, por más buena que sea, en tanto que no aplique en la totalidad humana, por lo que la humanidad deberá adscribir a una concepción verdadera, que sería una, no pueden haber muchas concepciones verdaderas coexistiendo sin ser parte de una, porque en tanto que tienen muchas, creyentes y contradictorias entre sí, las personas se pelean persiguiendo ideas equivocadas. La exigencia del socialismo científico es totalitaria, porque pretende que todas las personas adhieran a sí mismo y porque intenta postular una doctrina para toda la práctica social e individual, pero ese totalitarismo podría ser bueno, en tanto que fuera de consensualismo verista, y la vía del socialismo científico es la única que puede resolver bien a la crisis de la humanidad, porque reemplaza a la creencia por el saber, lo que armoniza a la gente y a sus actos, aunque en crisis y no siempre bien, de lo que da cuenta la mala violencia del ateísmo socialista.

Los libros son de las creaciones humanas más elevadas, que es lo que comparten con la libertad, que viene de la levedad. Los libros son de las fabricaciones humanas más abstractas porque son de las más elaboradas, y a su vez promueven la liberación humana, sin haberla logrado lo que se hubo propuesto por las malas ideas escritas en ellos. La escritura es superior al habla porque es más sofisticada, pero el habla es más importante porque es su base y porque es más común: es más popular porque es más simple y porque la grafía extensa es comprensible para pocas personas, por lo que es exclusiva. El habla es más común. Igual, su dicotomía es insensata, porque no es cuestión de optar por una o por el otro. El problema es convivencia humana, por lo cual es el de nuestra práctica, que se relaciona directo con la ideación, su faceta más pasiva. La impugnación anarquista al logocentrismo peca de antirracional en absurdo, porque el logos en sí mismo es el lenguaje, que no necesariamente es racional. Confunde al pensamiento, que es la ideación, con la razón, que es la ideación inspirada en el rasero, que sirvió para medir los radios, por lo que es dada a las operaciones de la lógica abstracta, las de la geometría y la matemática, que no son todas las de la lógica porque la lógica más concreta también existe, como lenguaje diferente del de aquélla, que puede ser incoherente, contradictorio, falso y todas las otras bajezas del universitarismo predominante. La crítica anarquista a la metafísica está equivocada porque en verdad de lo que trata es de la ciencia dominante, que es tanto monoteísta como capitalista ahora como hubo sido oligárquica y teísta desde la Antigüedad, mientras que el bloque internacional dominante es el del cristianismo capitalista, que abarca en crisis tanto a Estados Unidos y a Europa como a Rusia y a América Latina. El ateísmo socialista es el del segundo bloque conceptual internacional, con China como gran potencia seguida de la India, un país de constitución socialista sufragante y que no es atea. El Congreso Nacional Indio (CNI), partido de la segunda internacional que tal vez sea hinduista, prevaleció gobernando desde 1950 hasta ahora en la potencia de mil 210 millones de habitantes, los que son mayormente religiosos, y también capitalizó algo mal y algo bien al país. La capitalización dispar obedece a la estratificación clasial del medioevo, a su vez sucesora de la antigua, iniciada con el sedentarismo religioso de la agricultura. La divinización jerárquica es concomitante al sistema de castas, aunque tenga antecedentes primitivos, que es purificante porque la castidad es la purificación, a la vez que la castración, que hace a la estrechez del chetaje, de la clase privada, que incide en la castidad popular, de rigor menor, porque dispone al orden legal supremo. La cultura humana capitalista es la del fideísmo moderno, que permitió la invención de la imprenta con que se fabricó a los capitales de la modernidad posterior al Renacimiento. En verdad la acumulación de capitales comenzó con la capitalización simple. Ya con las primeras captaciones, que son incluso las de los animales inferiores y las de los vegetales, por lo que las de los monos y homínidos, se captaron cosas, pero a partir del sedentarismo se las empezó a acumular, se las amontonó en cúmulos, a los que apenas hicieron las naciones humanas cazadoras, pescadoras y recolectoras, tampoco exentas de haberse impuesto a las demás especies ni de disputas internas. Entonces sucedió la primer acumulación consolidada de capitales, entendidos éstos como captaciones, pero eso al modo esclavista, así fueron los imperios, antes que adoptar el modelo de la servidumbre, al que reemplazaría el del salario. La modernidad llamada capitalista es la del salariazgo, que requiere de la impresión de billetes. En el medioevo y la antigüedad civilizatoria hubo modernidad, porque hubo modos, pero no fueron tan elaborados por el cientificismo de las universidades fieles, que fue incipiente y politeísta antes de que se lo recluyera en los monasterios, que lo procesaron cristianamente, lo que en Oriente sucedió distinto, ya que el islamismo no fue tan prohibitivo de la ciencia grecolatina, por lo que superó al cristianismo hasta el Renacimiento, cuando la expulsión de los moros de España y la conquista cristiana de gran parte de América, África y Asia, permitida por una ciencia apta para vencer pero sin el buen sentido suficiente. El llamado capitalismo es el sistema de captura en valores dinerarios. La captación medieval fue en bienes monetarios, suntuarios, mobiliarios y domésticos derivados de la servidumbre, más refinada que la dominación antigua y que la nómade. La captación nómade supuso la imposición humana por sobre las otras especies vivientes, sin ser ésta tan pronunciada, pero a su vez la sedentaria instauró a una casta privilegiada en la cúspide de la apropiación biológica, que es seguida de pueblos a su vez diferenciados hacia dentro.