Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 24 de mayo de 2020

De las pruebas piloto

¿Cómo debieran ser las pruebas piloto para salir del encierro? Primero, debieran darse a un tiempo prudente del fin del pico de contagios, esto es, que se tendría que reconocer el tope de infecciones, ver que no aumente y después predisponerse a hacer una prueba puntual, que tendría que empezar cuando hubiera bajado mucho la cantidad de infectados con fiebre. Se tendría que elegir un lugar, el de una industria importante que estuviera cerrada, y analizar si podría funcionar sin riesgo, para lo cual se tendría que ver qué transporte usan los obreros y adónde viven, con una idea amplia de sus familiares y vecinos. Sería un estudio muy difícil y costoso para esta época de crisis financiera mundial, donde hasta a las grandes potencias les cuesta mucho mover los billetes y montos bancarios, porque cada operación fuera de la casa implica acercarse a los humanos que están en la calle, y al llegar a destino se comparte el espacio con otros, que vienen de otros lados, antes de iniciarse el recorrido de vuelta a la casa. En todo ese tránsito la gente se cruza entre sí, y el coronavirus espigado está en el aire y en las construcciones en torno nuestro, por lo que haría falta, además del cobertor nasobucal, uno de anteojos, lo que sería indigno de aplicarle a los trabajadores así nomás. Habría que acordarlo bien. De ser así, se podría proceder, pero se tendría que precaver del autoengaño patronal, que lo hace propenso a avanzar equivocado, causándole fracaso, lo que es muy difícil por el hábito de justificarse en base a la confianza depositada en sí mismo, que se funda en un principio poco bien demostrado, muy presente en el empresariado y en la clase obrera.

Luego de empezarse una prueba piloto, habría que seguirla por lo menos dos semanas, pero aún así los resultados serían provisorios, porque el virus seguiría disperso entre la especie. Entonces, se tendría que tratar de una empresa necesaria para vivir. De no serlo, no debiera reabrírsela.  La financiación de la subsistencia tiene que venir de los ahorros, y de forma bien proporcionada, más o menos, de acuerdo a las circunstancias, lo que implica expropiar las grandes fortunas. Hacer trabajar más que lo indispensable puede ser un crímen político, más todavía durante una pandemia, cuando hay que guardar la energía para enfrentar la enfermedad, por lo que tiene que primar la economía de subsistencia y con financiación del capital. Son ahorros sin utilidad social, mientras que al pueblo le faltan. La falta de dinero es absoluta, a cada quien le cuesta conseguirlo, y cada tanto es necesario, pero se da diferenciada. Es de una necesidad contingente, es decir, que se lo necesita porque se hizo que se lo necesitara, pero se lo podría prescindir de una manera saludable. La humanidad tendrá que evaluar, en el caso de que supere la pandemia, si quiere mantener costumbres desechables, que le dificultarían enfrentar sus desafíos futuros, así como la harían sufrir porque sí, poniéndola débil para mantenerse ante las acechanzas que combatirá, y sin concretar algunas de sus esperanzas válidas.