Como el dólar es una moneda monoteísta, del dios cristiano, en particular el protestante, su demanda se sustenta en la confianza que la gente deposita en él, y alguna de ella cree en él a la vez que cree en el dios cristiano. La confianza en ese dios se combina con el interés de obtener dólares, la principal moneda de las que expresan devoción por dioses.