Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 4 de abril de 2017

Unos aspectos insultables de la intelectualidad humanista de izquierda

Ahora con esto de que ganó Lenín Moreno están algunos intelectuales debatiendo si el ciclo de gobiernos progresistas terminó o no, y los que quieren que termine deben estar esperando que pierda Maduro, o cosas por el estilo, para decir que el triunfo ecuatoriano fue una contratendencia insuficiente, o quién sabe qué, y los que quieren que el ciclo se revitalice están promoviendo su resurgimiento para refrendar su tesis, sin admitir debidamente sus defectos. En momentos les importa más ganar el debate que superar los conflictos históricos. Entonces andan como peleadores vanidosos. El progresismo latinoamericano está partido en muchos pedazos, que se agrupan en dos grandes conjuntos: uno que sostiene al democratismo religioso, siendo pietista o ateo, que tiene mucho arraigo masivo por la popularidad de la iglesia católica, y otro que reniega del catolicismo y que aspira a que una crisis generalizada les brinde el apoyo que la mayoría del proletariado le escamotea, porque prefiere reventar a dejar de ser católico, al no comprender la relación entre la creencia y la práctica lesiva. La explotación y la extracción de la plusvalía les importan más a los militantes socialistas que a los proletarios más pobres, que no están tan concientes del problema porque tienen otros más urgentes y porque son creyentes: están pensando en salvar sus almas y en el ejemplo de Jesús, entre las otras cuestiones que hacen a las necesidades vitales y a la socialidad existente, a las que les pueden dar tanta importancia como a aquéllas. El del fin del ciclo gubernamental progresista es un seudodebate con elementos verdaderos que están mal entendidos, porque los disertantes no entienden bien la cultura del proletariado, al haber omitido la cuestión religiosa y su incidencia política, y porque la tesis no se ajusta a la realidad: lo que corresponde es que hablen de un declive rebatido y con futuro incierto. Están siendo científicos sociales y luchadores más o menos razonables y más o menos deficientes, tanto los de un lado como los del otro, porque priorizan su adscripción concepcional y política al análisis de la realidad y a la lucha contra las injusticias.

La intelectualidad humanista debe atender como corresponde a los problemas de la época, pero esto es mucho pedir, porque no lo quieren hacer. Prefieren el intercambio de acusaciones y la pelea mutua a entrar en razón y comportarse bien para la transformación social, que debe adaptarse críticamente a las circunstancias, porque depende del conjunto de la sociedad: no se la puede dirigir desde el cientificismo materialista, porque la mayor parte de la gente no es cientificista ni materialista, así que los intelectuales tendrán que conformarse con la gente que existe y con su manera de ser, y reclamarle lo que quepa sin pretender que cambien más rápido de lo que se pueda.

Que seamos insultables debiera ser bien aceptado, en tanto que los insultos fueren correctos, y de no serlo cabe criticarlos en vez que condenarlos, ya que el insulto es parte de nuestra cultura y nos sirve para señalarnos nuestras faltas graves.

Los partidos progresistas debieran ser apoyados críticamente por el conjunto de la izquierda, ya que son progresistas y ya que gran parte del proletariado no lo es, por lo que es difícil ganarle al conservadurismo, pero asimismo los dirigentes de estos partidos debieran permitir que se los critique y corregirse de acuerdo a las críticas ciertas, ya que sus decisiones tienen mucha incidencia en las sociedades, lo mismo que sus errores, que asimismo favorecen su deceso. El tema con esto es que el del progresismo, al igual que el de la democracia, son conceptos que están falseados, por las múltiples acepciones que se les dieron, por lo que se les tiene que andar reafirmando su sentido verdadero todo el tiempo, para que a las personas que no saben del tema no las embauquen. La militancia democrática tiene que tener en cuenta que la mayoría de la gente sabe poco de la ciencia social humana, por lo que está en un nivel básico que la predispone a ser manipulada fácilmente y que torna a su politicidad en confusa y vacilante.


Nota

A este breve análisis le falta dar cuenta de las instancias sociales que inciden en la política sin ser partidarias ni clericales, como los clubes y las asociaciones civiles, y de la cuestión propietaria, e historizar sobre muchos temas que hacen a esta elección presidencial de los que ignoro. Sobre lo propietario, cabe decir que el liberalismo democrático implica una socialización de la propiedad de nivel menor, o intermedio, pero importante, la de la redistribución, y que es más acorde con el reclamo proletario, que la pretende más que a la socialización de los medios productivos mayores. Aunque quepa demandar un modelo redistributivo exitoso, ya que el del extractivismo no lo puede ser, el socialismo tiene que adaptarse al nivel de conciencia y de exigencia del proletariado, porque de otro modo su reivindicación carece de base firme, y a la vez proseguir en la campaña de concientización de las masas, lo mismo que para el tema ecológico. El reclamo libertario no se le debe hacer sólo a la clase capitalista, sino también a la proletaria en lo que corresponda, ya que el proletariado no asume siempre a las cuestiones necesarias de satisfacer para la liberación social.