Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 19 de abril de 2017

Sobre la alienación teísta

La alienación teísta es la alteración de las personas ejercida mediante las ideas referidas a los dioses. Es una forma de socialidad, en que las personas se relacionan religiosamente, se encuentran y conversan de acuerdo a los mitos dioseros, y pautan sus prácticas con su moralidad. Así, los creyentes se fuerzan entre sí a adoptar distintas conductas, y con reprimendas, así como, a veces, pretendieron que las personas ajenas a sus credos se comportaran de acuerdo a lo que idearon que debía ser su comportamiento, en consonancia con lo que estimaron que esos credos estipulaban para la conducta, lo que fue una ideación humana tomada como si hubiera sido una emanación de los creadores del cosmos. Esta es, claramente, una mala alienación, porque en base a mentiras se forzó a las personas a hacer cosas que no querían, se las obligó a cometer mala práctica en base a creencias que, al plasmarse en la legalidad, forzaron a las naciones regidas por ella a reproducirla. El capitalismo es el modo de acumulación de propiedades mercantilizadas de naciones teístas, y luego pasó a ser el de las ateas idealistas del seudocomunismo. La concepción es fidente, y la economía fetichista, en las naciones religiosas, y ambas son idealistas en las de los gobiernos ateos. Que la concepción sea fidente quiere decir que a la práctica se la ordena mediante creencias: es una práctica falente porque aparentada, decicida mediante apariencias, basada en hipótesis, que la gente no quiso averiguar, a las que sostuvo por la fuerza, queriendo que la realidad se transformara según sus designios, en vez que adaptar los designios a la realidad para transformarla bien: mejor dicho, hubo más de aquéllo que de ésto. El método de conocimiento actual obedece a la creencia, en tanto que la religiosidad prima en los sistemas sociales, y causa que la mala práctica se haya generalizado. Esto, de la creencia, hasta que la humanidad no lo haya asumido, le generará pena, y mucha. Análogamente, el socialismo maljuzgó porque suplantó al idealismo teísta por un idealismo ateo, más dado al materialismo pero insuficiente, que, junto a la opresión internacional de las potencias capitalistas pías, le malpredispujo la política, más al sovietismo que a la disidencia, pero a la disidencia también, y también al maoísmo.

La alienación teísta conlleva muchos ritos, a los que los adeptos a los credos deben atravesar, para lo cual tienen que cumplir obligaciones, que los llevan a negarse a sí mismos, a negar su deseo, su querer y sus intereses: los tienen que posponer para presentarse en los rituales. Tienen que asistir a bautismos y confirmaciones, ir a las misas, van a las escuelas, tienen que hacer fiestas de casamiento en las iglesias, a la par de las estatales, rezar oraciones, celebrar los días de los santos, atender a los festejos principales, la Navidad, el día de los reyes magos, la pascua, y así tantos otros, que son un montonazo, lo que les llena el calendario anual de compromisos frecuentes, más o menos según sea la adscripción religiosa de cada quien. Entonces, se descuidan a sí mismos, porque no pueden hablar de lo que les pasa más seguido. Abnegarse les implica desatender sus sentimientos, una y otra vez, no le pueden dar cauce a su querer, ni siquiera de buena manera. Me refiero más a la socialidad en general que al enamoramiento y el sexo. Esto causa traumas y frustraciones recurrentes, a las que no pueden criticar abiertamente, por lo que hay una bronca contenida que apareja a la violencia latente que recorre a las naciones religiosas en general, y que hace a mucho de la violencia cotidiana, con su secuela de femicidios, asesinatos, trompadas, insultos, despechos, menosprecios y demás, que coexisten con la violencia gubernamental, capitalista y bélica, entre otras. La crítica al teísmo no tiene que conducir al maltrato a los sacerdotes, ni a los fieles: tiene que conducir a la crítica social, ya que la concientización es la única manera de abordar bien el tema, la otra sería contraproducente, y habrá que tener paciencia porque las sociedades son muy religiosas, y necias. El teísmo no es culpa sólo de los curas y las monjas, del sacerdocio, sino que es recreado por todos los creyentes, sean clericales o laicos, tanto capitalistas como proletarios. ¡Si ni con los proletarios se puede hablar mucho del tema, por la tozudez con que negaron el cuestionamiento! El fideísmo es una apropiación de materia. Los fidentes reconocen la realidad en que existen mediante ideas pías, se apropian de la realidad cognoscitivamente, la aprehenden, y esas ideas se objetivaron en libros, reliquias, discursos verbales, cuadros y un montón de cosas más. Es un mal reconocimiento de la realidad, y que, como impulsa a actuar, repercute en la apropiación económica; pero esto es una parte de los condicionantes de la práctica. La práctica tiene más condicionantes, algunos de los cuales son veristas. El verismo tiene que ser el único condicionante intelectual de la práctica, para que la gente viva bien. Hasta tanto, la crisis persistirá, porque la crisis es consecuencia de la mala práctica humana, aunque también de la competencia con las demás especies, que deberá adoptar un buen modo, porque el relacionamiento humano con las otras especies tiene grandes males prescindibles, lo mismo que el que tiene la humanidad para consigo misma.

Que exista la alienación teísta, y la capitalista, ya analizada por Marx, y reanalizable, no quita que no haya la socialista, porque el socialismo tiene una ideología que se propone conducir el comportamiento de las personas, lo que puede llegar a hacer demasiado violentamente, de igual modo que puede caber que exista el forzamiento, si es que las personas insisten en ser malas, aunque mejor sería que se entablara un debate concordante en esas ocasiones.

La alienación no es mala en sí misma, y existe la buena, que es la de cuando las personas socializan bien. Mejor dicho, ambas existen entremezcladas.