Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 9 de abril de 2017

El “malpensamentismo” y el malestar existencial

Entre los anarquistas prendió la prédica malpensante, habría que investigar porqué, pero se me ocurre que es por el nihilismo, u otro mal análisis, ya que, tanto en Nietzsche como en Heidegger, y tal vez en Derrida, no estoy seguro porque los leí poco, transcurrió el argumento escéptico pirrónico impugnador de la lógica. Este argumento fue reformulado en estos pensadores, no lo exaltaron de la misma manera, pero coinciden en que rechazaron a la lógica en sí misma, y confundiéndola con la lógica dominante, a la que anarquistas como Demetrio Szachraj y Daniel Mundo equipararon con el buen pensamiento, porque el sistema dominante presenta a su lógica como buena, pero en realidad la lógica dominante no lleva a pensar bien, porque tiene deficiencias: lleva a un pensamiento aparentemente bueno, que es más o menos verdadero y más o menos falso. Entonces, la reacción de adscribir al mal pensamiento, tampoco es una buena solución, que debe ser la del pensamiento verdaderamente bueno, correspondiente a una buena lógica, que debe ser sentimental, porque la lógica debe favorecer a los sentimientos. El malpensamentismo conduce a tener sentimientos feos, contribuye al malestar existencial, que no depende sólo de aquél, pero aquél influye en éste. Nuestro sentimiento depende, además del entorno, tanto de lo social como de lo individual, por lo que existe en crisis, con momentos más y menos buenos, y más y menos malos, según evoluciona la historia humana, la de nuestros grupos de pertenencia y la individual. Por lo tanto, el atendimiento de los problemas ajenos puede ser grato para nosotros mismos, según cómo sea. De allí que haya que definir bien al altruismo. El altruismo debe ser beneficioso para quienes lo ejerzamos, y es la única manera de que el egoísmo sea exitoso, relativamente, en el marco de la violencia histórica existente, que es atenuable pero no suprimible a corto ni a mediano plazo, y tal vez ni al largo, pero eso dependerá de las generaciones futuras.