Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 11 de abril de 2017

Del modelo alimentario kirchnerista y de cómo mejorarlo

El kirchnerismo tuvo un modelo alimentario con defectos y virtudes, ahora revertido por otro, que es peor, porque sume a mucha gente en la des y en la mala nutrición. El modelo kirchnerista tenía una faceta malnutriente, por el exceso de carbohidratos, proteínas, grasas, entre ellas las trans, azúcar y aceite cocido. Esto se reflejó en el programa televisivo Cocineros argentinos, lo digo aunque me haya gustado bastante, y redundó en el sobrepeso que ahora tenemos muchas personas, incluso algunas de clase baja, pero ese modelo se asentó en la cultura gastronómica previa de la zona, muy propensa al consumo de trigo, maíz, arroz, carne vacuna, porcina y de pollo, a los huevos, los lácteos y el azúcar, y al vino, la cerveza y las bebidas gaseosas dulces, seguidos por los tubérculos y las frutas y verduras, y pescados y mariscos, que no tienen tanta importancia como debieran. El macrismo agravó este problema, porque empobreció a la nación en general, sintiéndose más fuerte el impacto alimenticio en la clase baja. El modelo alimentario tiene que abarcar al conjunto de la población, nacional y mundial, pero también debe estar bien moderado, para lo que las frutas y verduras tienen que tener más importancia de la que tienen, y se le debe restar a los tubérculos, los cereales y legumbres, la carne animal, los huevos y la leche, con sus derivados. En particular, debiera reducirse la ingesta de panificaciones y gaseosas industrializadas, y priorizarse la comida y la bebida casera, que tendría que ser menos frita y horneada y más hervida y parrillada, o cocida a la plancha y al vapor, o ser consumida cruda si cabe. El objetivo es el de que las personas se alimenten debidamente, para lo que habría que reducir la cantidad y aumentar la calidad de la alimentación, pero no siempre, porque hay personas a las que les falta cantidad y otras que ya tienen la calidad óptima, entre casos distintos. Esto, así dicho, está improvisado con poco conocimiento, por lo que el tema es relaborable.

La cocción al horno es bastante sana. La contra que tiene es el alto consumo de gas. El aceite cocido hace mal no sé porqué. Las grasas trans, utilizadas en muchas galletitas industriales, y no sé si en otras fabricaciones alimenticias más, son las del colesterol malo, porque taponan las arterias más que el colesterol bueno, causando riesgo de infarto, porque al corazón le cuesta más bombear la sangre, y entonces puede desgarrarse. Para dilucidar más el tema, y preparar la educación gastronómica que debiera socializarse, tendrían que intervenir las nutricionistas, entre otros interesados. Un tema es que muchos humanos estamos sobrealimentados, lo que es una forma de la pobreza alimentaria que es poco reconocida.