Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 19 de abril de 2017

Otra falta peronista. La religiosidad y el modelo de desarrollo humano

A los peronistas no les gusta ser criticados, pero deben aceptarlo, porque tienen muchas faltas, más o menos como todos, que si no se las habla no se las resuelve. Una falta grave es la que cometen con la llamada “burguesía nacional”, que en realidad es el empresariado argentino, a la que quieren tener de impulsora del crecimiento económico, lo que la explotó. El empresariado argentino fue quebrado por el macrismo, por su política contraria al mercado interno, pero antes fue abusado por el peronismo, que lo puso como eje de una gran producción de capital más nacionalista que transfronterizo, lo que sumió al empresariado a jornadas laborales extensas durante dos o tres períodos presidenciales: el de 1945 a 1955, el de 1973 a 1976 y el de 2002 a 2015, todos interrumpidos mediante golpes privatistas, durante los cuales la actividad del empresariado inferior tampoco se redujo lo suficiente: siempre padeció la violencia histórica, a la que reprodujo. El desarrollismo cepalino tiene el problema de la explotación del empresariado, al perseguir una utopía impracticable, que es la del desarrollo capitalista sin pobreza en el marco del pietismo. El desarrollismo capitalista se propone un objetivo, el de vivir bien, sin plantear la superación de la religiosidad ni la del capitalismo, por lo que hace a una evolución mal direccionada, que tiene sus aciertos pero que debe ser corregida. Los modelos de desarrollo vigente dan por supuesta a la religiosidad, por lo que omiten plantear el problema religioso como cuestión del desarrollo humano, lo mismo que hacen con el capital. Están enmarcados en el idealismo capitalista, por lo que no pueden triunfar. Pueden lograr ciertos avances, pero deben ser superados para que la humanidad viva bien.

En realidad, el esfuerzo pesado que hace la humanidad para progresar está mal, porque para el progreso que debe ser más hace falta que la humanidad se esfuerce menos, pero para eso la gente tiene que ser sensata, porque hoy en día bastante se pelean a lo loco malo, y no dejarán de hacerlo hasta que no hayan entrado en buenas razones. El desarrollismo keynesiano impidió que las naciones que lo adoptaron discutieran los fundamentos conceptuales de su existencia, lo mismo que hace el capitalismo privatizador, porque sobreatarea a niveles extremos a las personas, que así no pueden detenerse mucho a pensar, pero el asunto no debe ser el de destruir mal al desarrollo, porque es necesario para la subsistencia de las naciones, y su destrucción buena sería una transformación superadora. El anarquismo tiene que acertar su crítica de la destructividad, porque destruyeron mal. Destruir mal es comparable a la explotación patronal, o sea que es reprobable. Las personas comunes no se lo aceptarán, así que los anarquistas tendrán que reaprender a destruir, además de que viven a consecuencia del desarrollo, así que todo malo no es.