Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 25 de abril de 2017

De la absolutidad

Que sean muchas las acepciones de lo absoluto trae problemas a la ciencia humana, que redundan en dificultades para el resto de nuestra práctica. La definición etimológica difiere de la extensiva. En la primera, el asunto se complica ya desde el prefijo “ab”, que tiene varias definiciones, como “origen”, “procedencia”, “sujeto agente” y “causa”. En cambio, “soluto” quiere decir “suelto”. De allí que se tome al término entero como “lo que se originó solo”, “lo que es causa de sí mismo” o “lo que existe por sí”. La reflexión teológica tiene una larga tradición de pensar en lo absoluto porque supone que los dioses se crearon a sí mismos, y que hicieron al cosmos, por lo que esta palabra adquirió el sentido de “total”, pero tiene otros más, como “libre”, “exento”, “acabado”, “terminado”, “perfecto”, “completo”, “sencillo”, “franco”, “preciso”, “terminante” y “categórico”. Asimismo, la teoría medieval y la moderna precapitalista retomaron la cuestión, por el absolutismo monárquico. También, a causa del fideísmo, esta palabra tiene el sentido de “puro”, o de “abstracto”, lo que redunda en su aplicación para las finanzas capitalistas.


Fuentes

DRAE, edición electrónica, vocablo “absoluto”.

José Ferrater Mora, Diccionario de filosofía, Barcelona, Ariel, 2004, vocablo “absoluto”.

Santiago Segura Munguía, obra antecitada, vocablos “ab”, “solvo”, “absolvo” y “absolutus”.