Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 5 de junio de 2020

Analogía curiosa

Las estrellas, una de las cuales, el sol de nuestra galaxia, inspiró a la idea egipcia del dios Ra, personificado en los faraones, son fuente de luz. Tienen una actitud positiva, la de emitirla. A la inversa, los agujeros negros son absorventes, y no tienen casi ninguna, o ninguna, deificación -como Mum-Ra, de tributo lúdico al brillo lunar-, de acuerdo al paternalismo del teísmo hegemónico, pero, por su oscuridad, son afines a los tópicos de la deificación negativa, que contiene al fuego y a los diablos, que no están en los agujeros negros, o, por lo menos, no se demostró bien que se hallen ahí, aunque puede que en ellos haya fuego, no al modo del infierno diabólico, más parecido al magma del centro de la Tierra, que está debajo nuestro, como señala el término, referido a lo inferior, pero sin que hasta ahora se haya encontrado a ningún diablo allá, aunque sí se los alucinara, lo que es una forma subjetiva de mirar a la que se tomó por objetiva. Los agujeros negros son negativos, pero no del todo, ya que tienen una luz negra, a la que se ve desde la Tierra porque la emiten hacia sus alrededores. Son tan necesarios para el universo como los soles. Las estrellas tienen un carácter más como el masculino y los agujeros negros uno más como el femenino. La negatividad de lo más oscuro es positiva. Los agujeros negros no son nada. Son algo que no brilla en blanco, como las estrellas, pero que sí lo hace en negro. Tienen ese color. También tienen un lugar en la creación del universo. El mundo viviente repite la dualidad entre los agujeros negros y las estrellas en la diferencia entre machos y hembras, diferencia que es casi absoluta, es decir, que no es absoluta. La actitud masculina es más poniente que receptiva, a la inversa que la femenina, que es más receptiva que poniente, esto en general, ya que en particular varía. La naturaleza surgió de lo inerte, por lo que, en ese entonces, repitió sus formas de una manera nueva y con excepciones, y después prosiguió su historia imperfecta hasta ahora. Lo natural es inercial. Le prima la muerte, pero no es algo muerto. Es algo distinto de lo muerto pero que viene de lo muerto, que se hace de cosas muertas, por lo que es mortal mientras que vive.