Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 20 de junio de 2020

Para que se averigüe de la causa del brote coronavírico

Para juzgar bien nuestra pandemia se le tendría que saber bien la causa, para lo cual tendría que haber un comité internacional, en el que debieran participar delegados de los gobiernos, las internacionales partidarias y de movimientos sociales y el resto de quienes quieran y puedan averiguar así. La otra gente le criticaríamos el desempeño. La tesis de la mutación del virus deja sin descartar bien el diseño en laboratorios, al que se debe conocer porque la sociedad tiene que saber qué se hace en ellos. Como tienen mucha importancia, su accionar debe ser reconocido, para que tengan control social, pero eso más allá de la gestación de este coronavirus en particular. Si no se averigua así se lo investigará de otra forma, porque se querrá saber qué pasó. Las demás especies vivas también indagan la realidad para saber qué hacer y cómo, pero no le dan muchas vueltas y los especímenes de algunas se mueren antes que nosotros, esto dicho en general. Tienen que resolver rápido y hacen lo que les sale, pero otras viven por cientos de años. Están quietas, se mueven poco y no tienen tantas urgencias, pero también enfrentan peligros, en particular el de nuestra tala. Al menos gran parte de los especímenes vivientes están analizando la realidad de esta pandemia, porque se piensa lo que se conoce y se conoce el entorno, y el de muchos de los seres vivos cambió de repente desde diciembre pasado.

Más allá de si es un virus diseñado por hombres o una mutación propia del linaje viral coronavírico, una con pretensión adaptativa, de una especie viral que desarrollara un arma para agujerear la membrana celular, mudanza que también tiene otras causas así como sus consecuencias, su reconocimiento no es sólo humano, las demás especies animales también lo piensan, por lo menos algunas, las que lo padecen, así como lo transportaron y transportan. Como es un ser nuclear helicoidal y embrazado, tiene conciencia y voluntad, es decir, que desde que se gesta hasta que perece crece y se mueve buscando reproducirse, a lo que hace con células mayores. Es una hélice embrazada simple que incorporó agua, minerales y luz, y los dispuso de tal modo que se hizo de una forma esférica y con extremidades, que quizás respire, con lo que crece y fabrica genoma, al que intenta replicar, para lo cual indaga en su entorno, del cual tiene cierta comprensión.

Los animales no humanos pueden expulsar a voluntad los viruses que traigan, pueden dirigirse a un lugar a estornudar sabiendo que así se contagia, por haberlo experimentado entre sí mismos, más allá de que no lo haya sido en este caso, pero podría darse que nos hayan estornudado de cerca a propósito, o que el mal manejo que les hicimos les dañara y debilitara para enfrentar a los viruses, quedando enfermos algunos pangolines infectados, a los que luego de capturarlos se los expusiera para la venta en el mercado de Wuhan, donde pueden haber estornudado y tosido, también sin querer contagiarnos, o sin saber de la existencia de este coronavirus con espiga, aunque habrían percibido sus efectos en sí mismos y en sus semejantes. Esta idea no refuta a la del atentado militar estadounidense ni a la del escape desde el instituto de virología de la ciudad, como así tampoco a la de la deforestación. El virus podría haber pasado de los murciélagos que vivieran en torno al instituto a otros de la selva y de ahí al pangolín, tanto como de una caja con apertura automática, o remota, depositada en la selva, a los murciélagos, y también podría haber mutado por sí mismo en murciélagos que después emigraran a la periferia de la ciudad por la deforestación, así como puede haberse engendrado en los nacidos ahí. Como es un virus muy fuerte parece venir de la selva profunda, pero quizás no lo haya hecho.

La pandemia actual es consecuencia del desequilibrio ecológico causado por la explotación capitalista, lo que da cuenta de que la humanidad tomó partido por la captura de mala forma. Es un desequilibrio de la salud humana proveniente del descalabro de la naturaleza no humana, con sus efectos en nuestra práctica social. Expresa que, como la naturaleza es un sistema, competitivo pero junto, si dañamos demasiado a las otras especies nos causamos un mal grave a nosotros mismos, lo mismo que sucede, aunque de otra forma, con la tierra, el aire y el agua. Además está el hecho de que nuestro sistema productivo afecta distinto a las diferentes clases, para bien y para mal, que enfrentan el brote en condiciones desparejas.