Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 13 de junio de 2020

Genocidio y apropiación humana

La producción humana implica matar genes, por lo que es muy genocida. Lo es mucho de sobra. Hay muchísima sobreproducción, relacionada con el tamaño tan grande de la humanidad. Entonces, la humanidad deberá rehacer su tamaño, hacerlo mucho más chico, y de buena manera. Ahora padecemos nuestro genocidio, consecuencia de nuestra mala apropiación, que responde a nuestra equivocada razón. Superar la pandemia implicará discutir la producción humana, que deberá ser lo suficientemente verdadera, o sufrirá las crisis debidas a sus yerros. Para sobrevivir, la humanidad critica su existencia, pero cabe preguntarse si la supervivencia es capaz de lograr la felicidad social anhelada por la especie. ¿Se puede convivir bien mediante la supervivencia? La supervivencia humana es injusta para las demás especies, por lo que no puede lograr la buena armonía social, que es la que busca el buen vivir cristiano y el pachamámico, que no puede darse sin la resolución justa de la cuestión teológica, porque ella fundamenta la ley y la práctica de apropiación social, así como la división en clases y la especialización de las tareas, lo mismo que la distribución de las propiedades. El reparto de las propiedades responde a nuestra historia, con su largo trayecto fetichista desde la humanidad primitiva hasta la actualidad, pasando por el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo, los tres de los cuales tuvieron toma de partido por la captura, cosa que se inició con la caza nómade. Entonces, el capitalismo está mal balanceado, ya que hace primar demasiado a la caza en desmedro de la cosecha. Para alcanzar un orden justo, la humanidad debe medir bien su captura, que en parte es la de la recolección. El buen orden alimentario depende del económico, y el económico de la religión y de la ley, por lo que, sin la razón social suficiente, no puede haber buen orden alimentario. Entonces, que la humanidad adquiera la razón suficiente es necesario para que viva feliz y con la justicia que se desea, para lo cual tendrá que querer adquirirla.

La esclavitud, la servidumbre de la cosecha y el capitalismo tuvieron agricultura, con cultivo vegetal y crianza ganadera, la provisión de carne animal se hizo más con la cría de ganado que con la caza, pero ésta permitió a la primera. Se les diferencia el manejo humano, de esclavos, siervos rurales y asalariados, dispuesto desde una clase selecta, que se organiza según cierta coherencia, hay una ética que cohesiona a la clase, con su ideología y sus opiniones, pero no es una clase cerrada de todo, sino que muta con la historia, y puede dejar de ser, cosa necesaria para el socialismo, pero entonces se debe obrar bien la deposición de clase, ya que, si se la obra mal, no se sale bien de la crisis, para lo cual el proletariado debe tener la razón que alcance. Como es una operación social, precisa de la suficiente buena razón obrera. Así como la equiparación del patriarcado con el matriarcado, con sus rarezas, es necesaria para la liberación, también lo es la disolución suficiente de las clases, ya que sin la emancipación la libertad societal se vuelve funesta. La libertad humana depende de la emancipación tanto como de la fraternidad, así como de las adecuaciones restantes, la familiar y la lúdica entre otras. Son igualaciones no absolutas. Les debe primar el aspecto práctico, de igualar lo necesario para que la coexistencia sea suficiente, sin que haya que igualar del todo. La planteada por el socialismo es una igualación en general, a la que se debiera corregir, porque no es buena por sí misma, y debe ser buena lo suficiente. No le basta con ser buena, pero, como la vida humana depende de ella, es un tema inevitable para la especie, y que mejor le haría saldar bien.