Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

jueves, 18 de junio de 2020

De salvar el alma

Hoy en día se busca salvar el alma. Se juzga la conducta propia según cánones de deificación inexacta bajo la idea de que están los dioses allá en el cielo evaluando nuestro comportamiento de acuerdo a si cumplimos sus leyes. Se juzga a sí mismo con la supuesta ley divina, con la que se aplican premios y castigos, y además esa ley se incorporó al estado mediante su escritura y sanción en las asambleas constituyentes, que se caracterizan por regular la coexistencia entre los miembros de las iglesias y las demás instituciones, e incluso los de las edificaciones pequeñas. La humanidad no debiera concentrarse en salvar así el alma, sino en hacerlo de verdad, lo que requeriría que se critique bien la producción de la especie y que se la transforme lo suficiente para la buena coexistencia natural, que tampoco sería absoluta por la competencia entre las especies. El socialismo es necesario pero no alcanzaría para el orden social justo. Aparte, la humanidad, más que en salvar el alma debiera enfocarse en salvar el cuerpo, al que el alma pertenece. El alma es de lo más sutil del cuerpo, como el neuroma, el cuerpo neuronal, el del cerebro, el cerebelo, la médula y los nervios, con su electricidad y sus modificaciones informativas, pero no es todo el cuerpo y depende del resto. El ordenamiento justo de la práctica humana implicaría salvar el alma en el sentido de resolver las enfermedades anímicas derivadas de nuestra apropiación mal medida, y es la única forma de salvarla de verdad. Lo otro son leyendas, bien y mal orientadas, pero siempre algo mal fundamentadas, lo cual no importa tanto, porque además de las ideas se tiene que ordenar lo suficiente la apropiación no ideativa, la de los bienes más concretos que las ideas. Salvar bien el alma demanda el socialismo, así como de la justicia política y ecológica, que a su vez dependen de que la teología sea cierta lo suficiente.