Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 6 de junio de 2020

Sobre la desinfección de la boca y la garganta

En el caso de haberse recibido toses o estornudos, e incluso, quizás, si se tuviera la infección del nuevo coronavirus con fiebre, podría servir hacerse buches y tragar una mezcla líquida con 60% de alcohol. Habría que agarrar una pequeña medida de alcohol puro, como media cucharada de sopa, y agregarle un 40% de agua, antes de sorberla de a poco. Habría que verter la cucharada en un vaso y tomarla de a picos, o chupando un dedo mojado.

También puede que sirva para después de exponerse mucho al aliento ajeno, o mismo para las propias expelencias bucales si se estuviera replicando al virus. Tendrían que ser desinfecciones puntuales y chicas, las menos posibles y en cantidades mínimas, por tratarse de un alcohol muy fuerte, pero prolongadas, como por 40 segundos, o más. Una dosis ínfima cada tanto podría ser preventiva, pero no se sabe bien si este alcohol es apto para tomarlo seguido.

Esto es impreciso e hipotético, por lo que lo tendrían que ver los expertos, pero puede servir para emergencias.

Hay que ver si en los focos de infección no es buena la ingesta de alcohol, como preventivo y mitigante, lo mismo que durante la internación. De servir cierto alcoholismo para enfrentar bien la pandemia, se deben socializar bien las instrucciones suficientes, con una regla fácil de entender y segura de seguir, para que la gente sepa cómo embriagarse de manera sana, así como ayudarla a que consiga las bebidas. Tampoco se sabe qué efecto tiene el alcohol en sangre sobre el coronavirus espigado, pero excederse con el alcohol también es mortal, así que no es una solución en sí mismo, sino que su uso debe respetar ciertas condiciones que se terminan de formar en particular, por lo que dependen de cada quién en un marco de relaciones sociales. La terminación de la decisión debe responder al saber de quienes la pongan en práctica, por lo cual es preciso que la sociedad tenga razón suficiente al respecto.