Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 7 de junio de 2020

Materialismo y maternidad. Especulación que me parece inconsistente

El materialismo se inspira en el bosque, en la madera de sus árboles, pero así remite a la maternidad, porque las árboles hembras son madres, de esqueleto casi absoluto, el de la madera, que va desde las raíces hasta la punta de las ramas, pasando por todo el tronco, que en animales está vertebrado y recubierto por los músculos y la piel. La matriz esquelética es tanto vegetal como animal, y tanto masculina como femenina, pero entonces habría que admitir una maternidad paterna, así como una paternidad materna, la de las familias transgénero, que sucede siendo poco bien reconocida por la sociedad debido a los prejuicios tradicionales, y más de forma monógama que polígama por el peso de la coerción legal y moral del monoteísmo. Todos los hombres somos esqueléticos, por lo que todos tenemos órganos maderosos, los huesos, pero lo materno no se define sólo por eso, sino que tiene concha, que la diferencia de lo paterno, aunque el sexo no determina del todo al género. En las plantas las vaginas son las flores, que reciben el polen, se fecundan y después expulsan al embrión, que es la semilla. Paren embriones encascarados y en frutas.

Si lo matricial es lo maderoso, habría que ver porqué al sexo masculino se le cambia la eme por la pe, que es una letra peneana. Sin embargo, no me cierra bien la relación entre la madera y la maternidad porque lo masculino también es esquelético, pero eso contradice la relación entre el materialismo y lo materno, que fue establecida por León Rozitchner en La cosa y la cruz. Quizás sea que al originarse la vida las primeras células fueron de proto, o pre-embrionización unisexual, ya con cierto esqueleto blando. Las primeras células que se reprodujeron debieron hacerlo no a partir de ácidos nucleicos del sexo opuesto, sino de espirales proteínicas que encontraran dando vueltas cerca suyo, por lo que, al principio de la vida, sólo habría habido un sexo, generador de embriones primigenios, antes de que hubiera dos sexos. Primero hubo un protoesqueleto unisexual, que tuvo que ser femenino porque lo femenino es lo embrionario, sin lo que la especie no se reproduce, y que luego gestara a lo espermático, un movimiento presente en las plantas y que se prolonga hasta a lo humano, en que las mujeres paren a hombres de tres tipos de sexos. La primer célula que se reprodujo formó un embrión, o un gen más simple que le equivale, por lo que fue hembra. Luego, se formó otra que hace esperma y lo eyacula, y que, si se combina con el genoma inocular, reproduce. Lo masculino es lo eyaculador. La hembra produce embriones, seres vivos que con ciertos cuidados pueden desarrollarse por sí mismos. El macho no puede hacer eso, pero sí hace que eso pase. A partir de cierto tamaño biológico la reproducción requiere de los dos sexos.