Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

El socialismo es falluto

El socialismo existe porque la humanidad y la naturaleza son sociedades, como lo es lo que es, pero el humano existe falluto porque la humanidad cree y porque la institucionalidad es crédica y capitalista. La humanidad es socialista porque existe en sociedad, pero se trata de una sociedad medio mala, de relacionamiento algo malo, no obstante lo cual es una concreción del socialismo. Es la socialidad capitalista, que es injusta porque es de fe y porque es desigualante: guía a la producción feamente, y acumula en capitales féicos. Para que el socialismo sea verdadero la humanidad debe serlo, lo que requiere la deposición de la religión y la de la creencia, su reemplazo por la ciencia cierta, pero para operar a esa transformación la humanidad debe hacerlo a conciencia, para lo que se debe reconocer socialmente al planteo verista sobre la creencia. La asunción social de la verdad histórica exige la igualación social, lo que beneficiaría no sólo a las clases inferiores, porque la sobrecapitalización, la acumulación de capitales innecesarios, es ingrata hasta para quienes se los apropian, es un beneficio aparente.

El verdadero socialismo, que es cosista, tiene el problema de que sus intervenciones públicas son desacertadas por la lógica discursiva fidente y procapitalista, que aparte de manipular a la conciencia social desde malas intenciones perjudica a las sociedades al creenciarle los debates, lo que los mal predispone.

El materialismo es el cosismo denominado maternamente, porque materia viene de mater. Debe derivar de las creencias primitivas en la divinidad de la naturaleza, las de la madre naturaleza, lo que orientó la atención de sus adeptos al entorno cercano, el de los seres tangibles, tanto los inertes como los nacientes. La noción de la cosa es una figura más abstracta, igual que el serismo. En todos los casos se afirma bien que lo concreto determinó primero a lo abstracto, que es su subtipo superior, antes de que éste redeterminara a lo que le dio origen, y en poco, casi todo en el ámbito de la superficie terráquea. Eso es así porque la idea no existió sino hasta la autogeneración de las especies vivientes. Antes de ellas no hubo ideas, pero materia más concreta sí. El idealismo sostiene que antes de la materia hubo un dios, como ser inmaterial, lo que no es posible porque para haber sido tendría que haberlo de alguna materia, así hubiere sido liviana, y menos habría tenido voluntad y razón, porque éstas son atributos de los vivientes. En todo caso se lo sostiene en creencia, que es un sostén inválido porque es incierto. Es descalificable científicamente. El materialismo apunta a la vida en la Tierra, le dirige su atención para ordenar bien la convivencia humana. El monoteísmo busca la salvación de las almas. En eso sigue a un relato mítico, que enmarca a su objetivismo. Es un mito que construye una idea de un dios antropomórfico, aunque a veces se lo tomara como de supuesta forma pura, que en verdad tampoco puede ser, porque la idea de la forma pura tiene una contradicción lógica esencial: si tiene forma la tiene de algo.

Del primer cosmos, que fue más bien liviano, se condensaron luego las estrellas y los planetas, en algunos, o al menos uno de los cuales al cabo de mucho tiempo se engendraron los seres vivientes, que tendrían las ideas al ser cerebrales, sin que sepamos qué conceptualidad manejan los vegetales. La ideación es cerebral, por lo que la realizaron todos los animales, pero los vegetales han de haber ideado de otro modo, porque se representaron dentro de sí al mundo exterior. Entonces, la ideación es vital, y cerebral, aunque no sólo, en los animales, porque es todo nuestro cuerpo el que participa en la generación de las ideas.