Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Modernidad y modo

La palabra latina modernus viene de la de modus, que es “modoˮ, según el diccionario de Segura Munguía. A eso se deben agregar los análisis históricos del tema, que lo enriquecen. La modernidad es el período abierto con el Renacimiento, aunque Habermas haya detectado actitudes modernas anteriores, que fueron menos frecuentes de lo que lo serían desde entonces. La modernidad fue inaugurada subconscientemente en la Grecia y la Roma antiguas, aunque, más en rigor, la adopción de la medida científica para vivir ya venía de antes, e incluso es parte de la forma de ser de las otras especies biológicas, pero en Grecia se inventó a la Academia, que tuvo su correlato en las universidades del imperio romano, por lo que en la universidad antigua ya se empezó a estudiar más metódicamente a la realidad con el fin de decidir a la práctica de una mejor manera, lo que no quita que no se hayan cometido atrocidades tremendas, pero luego del declive de la ciencia antigua, con el oscurantismo medieval, la moderación científica institucional quedó relegada, eclosionando después recién en el Renacimiento, lo que sigue vigente hasta ahora, con la modernidad en crisis.

Este breve análisis no da cuenta de la ciencia extra occidental, por lo que está incompleto.

No es tan obvio como debiera que cunde bastante el mal saber y la mala moderación, por lo que, en verdad, la modernidad es crítica y tiene falsedades en su base que traerán pesadumbre hasta que se las haya resuelto, lo que depende de la capacidad humana para asumir sus errores.


Lectura

Jürgen Habermas, “Modernidad: un proyecto incompletoˮ, edición electrónica del Departamento de Literatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.