Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Requechos

1. Los gauchos fueron proletarios rurales de la colonización de la conquista latifundiaria del sur de Brasil, Uruguay y la pampa, la mesopotamia y los andes argentinos. Eran los migrantes libres de la colonización, plebeyos dejados por los patricios en los márgenes de su territorio conquistado. Vivían entre los habitantes previos y los patrones, que eran católicos castos, de sublimación de la libido reprimida en la acumulación dineraria, y de propiedades económicas más concretas. La acumulación de capital es como la consecución de créditos divinos, de favores a los dioses. Quizás no lo sea, pero cabe que en algún momento los capitalistas lo hayan entendido así, porque la adscripción religiosa genera un comportamiento en el que se simboliza al entorno, y a los hechos de la propia vida, de acuerdo a los mitos fundadores. Los gauchos existieron hasta su integración al modelo agroexportador, cuando se transformaron en proletarios asalariados, en obreros y en trabajadores, en changos pagados, en general por el patriciado oligarca, una vez que se hubo independizado del reinado español. Se reintegraron en el salariazgo cerealero y ganadero. Tanto los proletarios rurales como los urbanos de la conquista imperialista europea fueron migrantes procedidos de Europa, lo mismo que la clase alta que migró, con la evolución clasial-estrática que eso tuvo. Huían aterrorizados por la religiosidad extrema, tomándola bastante por cierta sin que lo fuera, y replicándola.

2. La misma división política que hay en las llamadas ciencias sociales la hay en las otras naturales, referidas también a asociaciones de perceptos, regulares e irregulares, en tanto que la materia objetiva tiene cierta persistencia, cambia mientras que persiste, en algunas de sus partes. No cambia todo del todo de un momento a otro. Por eso es que la materia mantiene sus formas mientras que las mantiene, de lo que los perceptos recibidos por los vivientes tienen cierta regularidad. No pensamos cualquier cosa ni de cualquier manera. Pensamos lo que pensamos durante la historia de nuestro pensamiento, y con cuerpos animales. La discusión entre liberales ortodoxos, heterodoxos, socialistas y demás sucede en la medicina y en las otras ciencias consideradas duras, porque son más dadas a objetos inertes, o de lógicas biológicas, cuyas leyes son más prefigurables, pero en verdad ni las de la sociedad humana son siempre blandas ni las otras naturales siempre duras. De hecho, la diferenciación es absurda, porque las naturales estudian asociaciones de seres, inertes y vivientes.

3. El sistema social humano persistirá fallado.

4. La corrección es criticable porque la hubo mala. Es una regimentación conjunta, que falla porque el conjunto social que la ejecuta es mal producente, en tanto que sigue a ideas equivocadas, así como acierta también y hace bien.

5. Una infantilidad kirchnerista. Cuando se pelearon con el gordo Casero durante la asociación del macrismo con la obra pública estatal de su gobierno. Había cuestiones más importantes de qué ocuparse. El considerado infantilismo es el ludismo adulto, y bien entendido es la propensión a los infantes, la cual es necesario que sea buena. Fue un ludismo mal conducido, del democratismo peronista argentino, que es profidente.

6. Los géneros culturales son elaboraciones de los seres vivientes.

7. La moral de la izquierda puede ser buena. Fue mala, pero puede llegar al buen hedonismo, porque puede ser agnóstica y atea, aunque deba mantener la sensibilidad naturista, la que le faltó bastante por el mal industrialismo que adoptara, y qué decir de la rudeza con la que trató a muchos de sus rivales, a unos cuantos de los cuales los fusilaron. La concepción de izquierda puede ordenar bien a la existencia social humana, pero para eso tiene que ser buena, y más ordenará el teísmo y el idealismo capitalista, por lo menos a corto plazo. La moral de izquierda puede ser buena o mala, pero la de derecha no puede ser tan buena, por ser procapitalista.

8. La obsesión armamentista rusa. Durante el estalinismo, y después, el que fuera imperio ruso retomó la obsesión armamentista, convirtiendo a la URSS en la segunda potencia militar mundial, en tanto que en el comienzo de la modernidad compartía el puesto con el imperio chino antiguo, los reinados europeos y las potencias musulmanas. Con los imperios americanos apenas tenían contacto en Rusia, y ni que hablar con las grandes naciones de las otras colonias, ni de las menores, las del África subsahariana, la India y Oceanía. Con el Asia central y el oriental que le es externo tuvo relaciones cercanas por haberle sido vecino. Incluso con la caída de la URSS la nación rusa, la principal de sus ex repúblicas integrantes, sigue siendo una de las superpotencias militares del planeta. Readoptó al escudo imperial monárquico, el del reinado cristiano ortodoxo, al que el gobierno mandó a poner en los avisos promocionales del mundial de fútbol del año que viene. La falsedad del comunismo soviético causó su caída, y lo mismo puede sucederle al chino si no corrige sus males, para lo que se los debe señalar. Falta mucho de crítica socialista a la maldad del socialismo gobernante, incluso el sufragista. El socialismo, para superar al capitalismo, debe ordenar a la producción humana mejor que él, para lo que debe asumir sus propias faltas. La autotransformación exige la autocrítica, que es parte de la crítica. La crítica de la razón no tiene porqué hacerse problema de referirse a sí misma, ya que la buena razón es necesaria para nuestra especie y su entorno.

El escudo que muestra Rusia para el mundial es cristiano ortodoxo pero republicano. Es el escudo de una república religiosa de pasado monárquico y que sigue siendo imperialista.

9. Ahí en un documental del canal Encuentro dijo un entrevistado que el fútbol fue un invento del patriciado inglés. Lo debe haber sido su formalización competidora y esquemática, de carácter arquetipizante, pero el juego de patear pelota se inició desde abajo, de patear bolas simples para divertirse, a lo que se hizo socialmente. La mala formalización del fútbol profesional hace a su falsedad. El fútbol común o es menos competitivo, o es más colaborativo que el comercial, pero también está contrariado por el formalismo dominante, al que sustenta y al que reproduce hipócritamente. Tampoco hay que idolatrar a la base comunitaria, ni negarle su lugar en la reproducción de la maldad del sistema vigente: requiere de un juicio exacto.