Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Una corrección con párrafo después

En Página 12 dicen que los oficializados con la legislación obrera del liberalismo democrático no son movimientos sociales, cuando en verdad lo son, como los ajenos a la ley sindical peronista, que no son asalariados, ni del gobierno ni de las empresas privadas. El gobierno es una empresa, en el sentido de que es un emprendimiento, pero lo es de la sociedad estática, que es más pública o más privada según quién gane las elecciones. La confluencia popular contra el mal ajuste privado y fideísta da cuenta de que el gobierno capitalista efectúa un traspaso de fondos de las clases populares a la capitalesía, lo que el procapitalista anterior también hizo de distinta manera. El populismo deberá acertar su intervención gubernamental, a lo que no podrá hacer si no comprende bien a la privesía, pero para eso tendría que ser bien verdadero él mismo. El populismo podría ser un buen democratismo, que es lo que deberá, incluso porque la felicidad conjunta es un mandato monoteísta.

La idea original de la patria era la de la nación estatal gobernada por los padres más poderosos, que es lo que persiste en el actual patriotismo. Mientras que los gobernantes electos fideístamente juren por la patria la igualación de géneros sexuales humanos no será suficiente para deponer al patriarcado, porque éste existiría aún con equidad genérica árquica. El mandato fernandesista fue un patriarcado presidido por una mujer, pero éste está pautado por la constitución. Mientras que rija la Constitución patriarcal los gobiernos serán más o menos patriarcales. Los proyectos de la izquierda chocan contra la predisposición nacional establecida en la constitución, por lo que la izquierda la debe hacer transformar, pero, como la transformación sería hecha por los legisladores existentes, no bastará para cambiarla todo lo necesario, lo que precisa de un reclamo social para el que las masas no están listas. La izquierda no debe abandonar la exigencia de que las personas sean verdaderas, porque eso conlleva a que sean buenas. Es el único modo de enfrentar bien al asunto, ya que el bélico es catastrófico, no obstante cierto belicismo de izquierda deba haber, el de la autodefensa.